lunes, 8 de diciembre de 2008

Perseo


La historia de Perseo es un relato de amor y de coraje en la batalla contra el odio y el temor, y refleja el modo en que lo divino está presente en toda su progenie.
La lucha y el sacrificio que requieren el obrar apropiado conducen al cese del conflicto y a la creación de una persona superior. Pero el héroe no persigue esta búsqueda conscientemente. Muy pocos jóvenes son verdaderamente conscientes de la necesidad de ser consciente y de obrar apropiadamente, de andar el camino espiritual; de lo que normalmente se dan cuenta es de la necesidad de hacer mejor las cosas.
Perseo comienza por salvar a su propia madre; sin embargo, acaba haciendo mucho más de lo que se había propuesto originalmente. La historia de Perseo comienza, con temor. Acrisio teme que se cumpla la profecía del oráculo e intenta deshacerse de su hija y del pequeño nieto. El argumento del viejo que teme al joven nos es familiar en el mito, y Acrisio encar­na la actitud negativa que el ser humano viejo puede tener hacia el joven. El nombre de Perseo, que significa “destructor”, describe su papel como asesino de la Medusa; pero Acrisio ve la destrucción únicamente en relación consigo mismo. En esta historia, el dios Zeus juega el papel de padre bondadoso que ampara a su hijo, guiando y protegiendo invisible­mente a madre e hijo para que sus vidas no corran en realidad peligro.
Zeus ama a Dánae y ella ama y quiere a su hijo, a pesar del mal carácter de su propio padre. Perseo responde al amor de Dánae, al amor de su madre, arriesgando con gusto la vida por ella. Cuando su madre está desesperada por la persecución agresiva del rey, Perseo decide dejar el hogar y derrotar a cualquier monstruo que amenace su seguridad. Se ve impelido hacia el mundo, más por el deseo de proteger a alguien que es muy preciado para él que por buscar el significado de la vida. Aunque los dioses le ayudan, utiliza esa ayuda sabia y modestamente. Es ingenioso y valiente al acabar con la Medusa y, cuando se enamora, es indómito al defender a su amada de los enemigos. Aunque abandona a su madre, se apoya en su relación positiva con ella para realizar hechos valerosos, a diferencia de otros héroes, que rompieron sus lazos con el hogar de forma abrupta con el fin de encontrarse a sí mismos.
Perseo es siempre decente y caballeroso. Perseo es una imagen de algo que hay en nuestro interior y que puede alcanzar metas sin hacer que sufran los que no tienen culpa. Castiga sólo a los que merecen castigo y siempre honra y respeta a los dioses. Devuelve sus dones, porque sabe que es mortal y no tiene ningún derecho a exigir atributos divinos. Ya al final de la historia se comporta con sensibilidad, renun­ciando a su reino de pleno derecho, a causa de la desgraciada muerte de su abue­lo. Es capaz de perdonar a Acrisio por su odio corrosivo y no se siente obligado a buscar venganza. Quizá por eso viva mucho tiempo y felizmente con su madre, su esposa y sus hijos, que es algo poco usual en el mito griego.

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